miércoles, 16 de marzo de 2016

PREMIO PARA SAN JUAN.


                        Llevabas allí muchos, muchos años, a su lado sin dejar de mirar sus lágrimas.Como el amigo fiel que eres,  a veces le decías palabras cariñosas para intentar mitigar su pena, a veces acompañabas en silencio su soledad inmensa, su dolor en ese trance terrible de las últimas horas.Y te acercabas a ELLA como si fueras verdaderamente su hijo, como si fueras hermano de sangre, de ese NAZARENO, tu mejor amigo, que acababa de morir injustamente en la CRUZ.Y te hacías el fuerte, y te comías tu llanto, y escondías la rabia en tus adentros, para que ELLA no sufriera más, si eso fuera posible, para que tu presencia le sirviera de refugio y de consuelo, para que se sintiera arropada con tu cercanía.
                Por eso no entendías muy bien cuando te decía, con un hilo de voz dulce,pero embargado de amargura: "JUAN, hijo, tengo que dejarte, tengo que salir a buscar el consuelo, a consolar con mis manos también a ellos, tengo que buscar para cubrirlos de GRACIA, para ser su AMPARO, a mis otros hijos de SEVILLA".
                Y te quedabas solo, completamente solo en la inmensidad, en la oscuridad del soberbio templo, mientras afuera estallaba la PRIMAVERA.Tu que llevabas tantos, tantos años junto a ELLA, que ni en los más difíciles momentos te apartaste de su lado llevabas fatal esa separación de horas. Temías que le pasara algo, que se perdiera en la muchedumbre, que sus ojos nublados por el llanto no acertaran a encontrar el camino de vuelta.Pero era su decisión, y año tras año, ese Martes especial, sentías que, cuando regresaba bajo el espejo plateado de la luna, volvía más reconfortada, más tranquila, por eso nunca escucho ni el más mínimo reproche de tu boca.
              Por eso te sorprendiste cuando te dijo: "JUAN hijo mio, ¿ este próximo Martes vendrás conmigo?".
              Y tu sí sonó rotundo bajo las bóvedas, porque esa petición era como un premio para ti, para tu fidelidad, para tu amor, para tu cercanía sin reservas, sin pedir nada a cambio.
              Y veras amigo JUAN como la quiere SEVILLA, veras como le borda, en el bastidor celeste de su cielo, un techo de caricias para ELLA.Veras como la embriaga con un caudal de aromas, de incienso y de flores.Veras como intenta mitigar su dolor con las más delicadas y emotivas músicas.Veras como todos sus hijos, son pañuelo de seda para secar sus hermosos ojos.Son uno solo en la PASIÓN y la  FE entregados a sus plantas.Y tu , como siempre,  como cada día, durante años y años, también ya el MARTES SANTO, seguirás a su lado, absorto y emocionado, sin dejar de mirar sus lágrimas. 



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