domingo, 22 de septiembre de 2013

AYER EN " EL RINCONCILLO "


                          No creo que haya muchos sevillanos que no conozcan " El Rinconcillo", pero aquel que no sepa de su delicioso jamón, aquel que no haya probado sus rubias pavías o sus deliciosas espinacas, mientras se bebe un traguito de tinto en uno de sus famosos "coroneles", es que no tiene perdón de Dios, si es foráneo se le disculpa, pero solo si lleva en Sevilla menos de dos meses, si lleva más es que el malaje pasa de nuestras cosas.
                           Pero no vamos a hablar de la exquisita gastronomía de esta taberna fundada en 1.670, sino que vamos a retroceder en el tiempo, vamos a echar atrás los años, y por la pluma de nuestro paisano, el escritor MANUEL BARRIOS vamos a conocer el ambiente de una noche en "El Rinconcillo" en los años del hambre, en aquellos años  en que Sevilla, al igual que toda España, intentaba duramente levantarse, olvidar, cuando no ocultar con un velo de negro silencio, las heridas de la tragedia, las marcas de los horrores de la Guerra.Manuel Barrios nos cuenta:
                   
                          " Desde la calle no puede imaginarse que masa heterogénea y extraña está sorteando la prohibición delante de un vaso de vino.Muchachas de las salas de fiestas, con los ojos ribeteados de rimel y abeñuelas,rasgados por el lápiz negro, y el traje de alternar bajo el modesto abrigo, que conservan de cuando vinieron del pueblo a servir.Gacetilleros de la bronca de las vecinas, del discurso inaugural y de los clamorosos entusiasmos que, después de la jornada en el periódico, quieren dejarse allí el olor avinagrado de la tinta.Agentes de la Brigada Social, que hacen una pausa en su calendario de cercos e interrogatorios.Rameras de desecho, que han salido a jugárselas todas, las pocas que ya les quedan, arrostrando el riesgo del albergue, del preventivo o del pelado al cero, ahora con la efímera paz de haber espantado el hambre del día a cambio de un nuevo contagio.Maricas hechos un manojo de nervios bajo los efectos de las drogas y de los Sevillanas Bíblicas del "PUESTO DE LAS FLORES", y el grupo, entre espétado y pintón, de los cofrades de una Hermandad de Penitencia, que aquí da fin a la Junta, con los versos de RODRIGUEZ  BUZÓN  y la saeta fragüera de la NIÑA DE LA ALFALFA.Rumores encadenados, en los que se ensamblan gargueos, arrumacos y bajinis de palmas sordas ....... "

               Este era el ambiente del ayer en el viejo "RINCONCILLO", de esta antigua taberna que puede ser tan eterna como la misma SEVILLA.


P.S.- Ambiente no tan distinto al de hoy, no ya en el "EL RINCONCILLO", muy famoso ya mundialmente para seguir teniendo este digamos "singular encanto", sino el de otros bares de Sevilla de los que, a ciertas horas, podriamos hacer un retrato muy parecido.

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