sábado, 22 de diciembre de 2012

PASCUAS DEL AYER



          Cuando paseo estos días por las calles más comerciales de la ciudad: Tetuán, Sierpes, Avenida, esas Setas que ahora a los espabilados de SACYR no les parecen rentables, en definitiva por el CENTRO de SEVILLA, experimento una extraña y contradictoria sensación, porque,aunque en lo personal me gustan estas fechas, por lo que significan, por lo que vivo, porque es una de las pocas veces en que nos juntamos toda, toda la familia, no puedo apartar de mi cabeza, de mi corazón, una inquietud, una turbación, un estado de perplejidad , una maraña de sombras y dudas, que me hace sentir escéptico ante la condición humana. ¿ No recordamos el nacimiento de un niño pobre en un pobre portal?,¿no conmemoramos la llegada al Mundo de esa criatura Divina que vendrá a estar con todos, pero muy especialmente junto a los desfavorecidos de la Tierra?. Porque más bien me parece que celebremos el día de EL CORTE INGLES, de ZARA o de MANGO, sin olvidarnos del homenaje a ROBLES o a las tasquitas del SALVADOR.Lo que os digo, un contradictario cumulo de sensaciones que este año se acrecienta aún más, cuando nos bombardean en la caja tonta, en la cada vez más insoportable radio, al menos para mi, en la prensa tanto de derecha como de izquierda, ¿existe la prensa de izquierda?  con la sentencia de que estamos en CRISIS, en la más espantosa crisis nunca conocida.Pero sales a la calle y ves ese cielo agobiado de lucecitas, homenaje a la exageración y a lo hortera que el Excmo. JUANIGNACIO nos ha puesto desde Correos hasta la Plaza Nueva, y sabes porque también la has recorrido muchas madrugadas,que hay calles y calles de Sevilla durante todo el año a medio oscura, y se te pone cara de poker.


        Y cuando vas con la parienta y ves las colas en las registradoras, en los cajeros automáticos y la gente con las bolsitas de los regalitos, o intentas, solo el Sabado o el Domingo, la nomina no da para más, tomarte una tapita, y no encuentras ni una mesita, ni siquiera una esquina en un viejo mostrador, de la marabunta de gente que llenan los bares, pero despues, te acuerdas de las gentes pidiendo ropa o subsistiendo gracias a los comedores del PUMAREJO o PAGES DEL CORRO, entonces es cuando tu pensamiento se queda mas liao que la pata de un romano.O ya para rizar el rizo del absurdo y acabar de dejarte la cabeza hecha una autentica pajarera, te enteras que en el único techo, en el imprescindible lecho de cobijo y calor al que tiene derecho cualquier persona, en que se ha convertido para tantos y tantos las NAVES del BARRANCO, dos de los "señoritos", de los "tontitos" de SEVILLA van a abrir un MERCADO GOURMET, ¡con la que esta cayendo!, caviar y 5 jotas, donde hoy malduermen los desahuciados,  los sin hogar. 


          Ya entonces me quedo como si hubiera entrado en uno de esos viejos barracones de la CALLE del INFIERNO, y no supiera distinguir cual es la imagen verdadera, cual la esperpentica y grotesca,  que de la VIDA me refleja los extraños espejos de esta SEVILLA nuestra.Menos mal que como válvula de escape, como desfiladero a otros tiempos, como mágico túnel del tiempo enmedio de esa vorágine de multinacionales y gentes con prisa tengo la antigua VENERA.

            Si amigos, porque cuando paseo por la calle JOSE GESTOSO, envuelto en el olor de las especias, por esos ancestrales aromas que llegaron a nuestra tierra desde lejanos continentes, cuando contemplo los escaparates repletos de figuritas del Belén y las zambombas y las panderetas colgadas en las puertas de las tiendas, vuelvo, como en una nebulosa a recordar las PASCUAS DEL AYER.
            ¿ Recordaís las NAVIDADES  que pasábamos de niño junto con nuestros padres ?.Estoy convencido que eran unas fiestas más sencillas, incluso más humildes, pero al mismo tiempo, eran unas celebraciones más felices, más vividas, porque entonces las PASCUAS se esperaban con otro espíritu y otra ilusión.
            La fiesta se celebraba en familia, en el calor del hogar y no había esa cantidad de gente que va, de una lado para otro, buscando un bar o un garito para tomarse una copa; porque la diversión estaba alrededor de una mesa de camilla, con los hermanos, con los primos, con los abuelos; con ellos se cantaba, se reía y se contaban chistes.
 
            Tampoco había todavía ese afán derrochador,  esa cenas, cenas y más cenas de hoy: con los amigos que acabamos de ver el día anterior, con los colegas del club, a los que muchas veces no tragamos, y las consabidas e hipócritas, que "buenos" son todos en estas fechas, comidas de empresa, cuantas ganas se guarda uno a veces de tirar del mantel y mandarlo todo, en el amplio sentido de la palabra, a hacer puñetas.
           Cuando niños , teníamos una cena, pero ¡ una cena ! con algo especial, pero no esos pantagruélicos banquetes que nos ponemos ahora por delante y que pasa lo que pasa, que de ver tanta comida junta se te quita hasta el hambre y se quedan allí la mayoría de los manjares, bodegón inútil, muertos de risa, para después ir gastandolo en las semanas siguientes.
           Y después de la cena había una copita de coñac o de aguardiente para los mayores, quizás una "palomita" para los pequeños acompañada de un polvorón, de un rosco de vino o uno de esos graciosos mojoncillos de perro, que es como todos los niños de Sevilla le hemos llamado a los alfajores.Pero los niños de Hoy en día no comen los dulces tradicionales, ni siquiera, acostumbrados a tenerlo casi todo, piden el aguinaldo, ¡ que recuerdo !, "DAME LOS AGUINALDOS, CARITA DE ROSA, UNAS PESETILLAS O CUALQUIERA COSA".


           Y no entiendo si sera la jodida GLOBALIZACIÓN, o que al final acabaremos todos medio YANKIS.Nos hemos dejado comer el tarro por las empresas, por las multinacionales, por el MONSTRUO DEL CONSUMO, y tenemos al GORDITO de la barba blanca  y el pijama rojo, dándonos la vara desde principio de Diciembre.Y la perdida de la tradición del NACIMIENTO, donde la dejamos, donde antes habia un hermoso BELÉN, ahora con un arbolito, una ristra de luces y unas cuantas bolas de colores, comprado todo en los chinos, por supuesto, nos vamos aviando.
           Por eso amigos soñadores, en este paseo imaginario por una VENERA que, quizás por desgracia, también tiende a desaparecer, entre el olor de las especias y las castañas asadas, con el recuerdo emocionado y entrañable de las PASCUAS DE AYER, sintiendo cercana la presencia en mi corazón de ese NIÑO pobre que pronto va a nacer, acompañados en el amor de vuestros seres queridos, el TRITRI, con el sabor de un mantecado liado en papel de seda y el alegre y cristalino soniquete de unos niños pidiendo el aguinaldo, os desea una muy, muy 

                                ¡  FELIZ NAVIDAD !

 

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