Hace algo más de cinco años que Sevilla perdió la luz de su especial mirada, cinco años ya que perdió la posibilidad de tener la crónica gráfica de uno de sus más personales fotógrafos. Se nos fue joven, demasiado joven, ATÍN AYA , para que pudiéramos disfrutar de todo lo que su inspiración y su especial buen gusto para lo sencillo plasmaba a través del objetivo de su cámara, pero nos queda su legado, esas miles de fotografías que como oro en paño custodia MARÍA, vecina de SAN LORENZO, el mismo buen gusto que su padre, la hija que volvió de Londres para que cumpliendo con la voluntad de este, nos permitiera a los sevillanos seguir gozando de la contemplación de nosotros mismos.
La fotografía de ATÍN enmarcaba otros temas, otros paisajes, otros rostros y emociones, pero para mi sera, sobre todo, el retratista de su pueblo, de sus gentes , que el supo plasmar con su objetivo con una sensibilidad especial, de esta Sevilla de siempre que lo perdió demasiado joven, demasiado pronto, y que lo sigue recordando como en este
soneto que en su memoria escribió NICOLÁS RÁMIREZ.
AFILADA GUADAÑA, MUERTE CIEGA
¿ PORQUÉ APAGAS LA LUZ DE OJO TAN VIVO?
¿ PORQUÉ TU REBAÑAR DEFINITIVO
DE UN CÍCLOPE CABAL LA VIDA SIEGA?
EN DESNUDAR EL ALMA, UN ESTRATEGA
EN HUMILDAD, UN MAÑARA REDIVIVO:
AL MENDIGO, AL MAESTRANTE Y AL CAUTIVO
EN EL INSTANTE IGUALAS, CRUZ Y OMEGA.
HOY TE LLORA LA ESTIRPE DE INMORTALES
QUE HA ENGENDRADO TU FIRME PARPADEO.
(LA CARIDAD ENCIENDE SUS CIRIALES
PARA ALUMBRAR EL ÚLTIMO PASEO....)
¡SEVILLA TE DA ASILO EN SUS ANALES,
VELÁZQUEZ DE TU TIEMPO, PROMETEO!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
LOS SOÑADORES COMENTAN: