domingo, 12 de agosto de 2012

CATEDRAL DE AGOSTO


     
   Desde que se desperezó al alba, el Sol nos anunció que hoy apretaría de lo lindo, que tendríamos un día de calor de los que hacen época.Ante tan sofocante aviso decidí iniciar más temprano mi paseo. Vano intento, pues caminando por la antigua calle GÉNOVA (actual Avda. de la Constitución), empecé a sentir los inclementes efectos de los rayos del Astro Rey. Se imponía  buscar un refugio contra la canícula, de repente, recordé que hacía tiempo que no visitaba la Catedral, y , nueve y cuarto de la mañana, que mejor momento para hacerlo.
            Desde la antigua Punta del Diamante, hoy otra cafetería americana con vasos enormes de cartón, cruce rápidamente, casi corriendo hasta las gradas, mientras desde los muros Catedralicios,  las figuras esculpidas por Lorenzo de Mercadante me observaban.
        Entré en el Templo Metropolitano por la Puerta de San Miguel, por la que entramos con nuestro habito nazareno cada Semana Santa, hermosamente rematada por la representación del Nacimiento.El frescor, la temperatura agradable del interior contrastaba con el fuego insoportable de la calle y se  agradecía.
       Las inmensa naves estában en penumbra, y solo unos breves hilillos de luz se filtraban tamizados por las bellísimas vidrieras.Había pocas personas bajo las altas bóvedas,  solo algunos turistas madrugadores, con ojos entre absortos y despistados, y algunas ancianas devotas rezando en alguna capilla, arrodilladas ante la imagen de su particular devoción.
           La grandiosidad de nuestra Catedral es tal , que hace siglos, un francés al contemplarla exclamo: "NOTRE DAME de PARÍS podría pasar por aquí con la cabeza bien alta". Escuchando el sonido de mis pasos sobre las viejas losas, me encamine para, sin un rumbo fijo, admirar algunas de las maravillas que encierra uno de los mayores templos de la Cristiandad.
       Me acerque a la capilla junto al coro,  donde se encuentra "La Cieguecita", como la conocemos los sevillanos, una Inmaculada preciosa de Martinez Montañés, quede maravillado, como siempre, ante la portentosa presencia del CRISTO DE LOS CALICES, o Cristo de la CLEMENCIA, una de las mejores obras del imaginero de Alcala la Real, y volvi a la capìlla de la Virgen de la Antigua , advocación predilecta del Cardenal Illundain, la imagen ante la que oraban los marineros de la Carrera de Indias, de antigua vinculación con America.

 
 
           Poco despues, se alzo ante mí la increible cascada dorada del Retablo Mayor, iniciado  por el tallista flamenco PYETER DANCART.Solo faltaba para conseguir el goce perfecto que el órgano  rompiera el silencio e inundara todos los rincones con su indescriptible sonido; lo imaginaba así, mientras me aercaba a la Capilla Real, recientemente restaurada, allí, la urna de plata realizada por LAUREANO DE PINA, donde reposan  los restos del REY SAN FERNANDO.
           Seguí deleiteandome poco a poco, con todas la maravillas de nuestra Catedral: las bovedas del crucero, bajo las que luce maravillosa, sobre su paso de tumbilla, engalanda para los días de su novena, nuestra patrona, la VIRGEN DE LOS REYES, las inumerables obras que cuelgan en sus paredes, a destacar  "LA VISIÓN DE SAN ANTONIO" de Murillo o la popularmente conocida como "LA GAMBA" de Luis de Vargas.Su nombre autentico es "Alegoría de la Inmaculada Concepción", pero la curiosa referencia al marisco, parte del comentario del pintor italiano Alesio, autor del inmenso SAN CRISTOBAL que está junto al tumulo funerario de CRISTOBAL COLÓN",  que al apreciar la maestría, la depurada técnica con que el sevillano plasmo la pierna de Adán en un dificil escorzo dijo: "vale esta pierna más que todo mi San Cristóbal".

       Gamba significa pierna en italiano, y nos hizo tanta gracia a los sevillanos, que aún hoy se sigue conociendo de este modo al simbólico lienzo.

       Fue por la Puerta de los Principes, precisamente,   justo al lado del descomunal cuadro del patrón de los transportistas,  por donde abandoné  SANTA MARÍA DE LA SEDE, Catedral de Sevilla, la portentosa obra surgida de la mente de unos canónigos locos.


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